Quirós Estremera ha querido metaforizar de esta manera el gran quebranto que, en su opinión, provocó Banif a los partícipes del fondo ideado y materializado por esa firma perteneciente al Grupo Santander. Banif y la condena a Alfredo Sáenz han sido los caballos de batalla de Botín en el turno de intervención de los accionistas, algunos de los cuales fueron cortados en el uso de la palabra. Quirós Estremera, por su parte, no ha querido desvelar el fondo de su alusión al ’Banif Estafatore’ ni su relación con la Fórmula 1. Lo que sí ha evidenciado el empresario asturiano es su combatividad, como en anteriores ocasiones. Quirós Estremera ha lucido un amplio aparato propagandístico contra la dirección del banco, y más concretamente contra Botín, en el exterior del Palacio de Exposiciones y Congresos de Santander, escenario de la Junta de accionistas.
Esa "guerra publicitaria", como Quirós la denomina, ha sido la sensación en el exterior de la Junta. Un remolque de más de cinco metros, ’decorado’ con un par de grandes pancartas contra la dirección del Banco, y más en concreto contra Botín, han sido el centro de atención en los prolegómenos de la reunión de los accionistas. El ’remolque publicitario’, con consignas duras y sorprendentes, como en anteriores ocasiones, ha cubierto varias vueltas entre la rotonda de El Sardinero y la de Mesones, con la consiguiente sospresa para los accionistas que se acercaban en esos momentos a la Junta o las personas que paseaban a esas horas por El Sardinero santanderino.
HISTORIA DE UN LUCHADOR FRENTE AL PODER
Ignacio Quirós Estremera, empresario asturiano de larga trayectoria, mantiene un largo enfrentamiento con el Banco Santander -en tiempos de Emilio Botín Ríos, y también ahora bajo la presidencia de Botín Sanz de Sautuola- que data de hace CSI 30 años, cuando le fueron embargadas varias propiedades por el impago de un crédito, "pese a ser en aquella época uno de los clientes con más peso" de la entidad en Asturias, según asegura.
Aquella operación dejó a QuirÓs sin algunos de sus activos patrimoniales, entre ellos la colección de coches antiguos más importante de España, que iban destinados a la creación de un museo, y que durmieron después a la intemperie, presos de la roña, en la Quinta del Real Agrado, una finca también intervenida en su mitad indivisa y que se encuentra próxima al Cabo de Peñas.
"Tuve la gran desgracia de haber sido en la década de 1970-80 un importante cliente del Banco Santander en la oficina principal de Oviedo. Luego, un crédito insignificante de 6.500.000 pesetas, con intereses usurarios del 40%, me causó daños y perjuicios que en la actualidad rebasan los mil millones de las antiguas pesetas, además de los daños morales a mí mismo y a mi familia, que no tienen precio ni reparación posible", ha afirmado el empresario.